
© Miguel Lizana / AECID.
En 2020 se cumplen diez años del reconocimiento por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas del derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando la importancia de un acceso al agua seguro y universal para todos.
A pesar de que el acceso a agua, al saneamiento y a la higiene es un derecho humano, miles de millones de personas tienen a diario grandes dificultades para acceder a los servicios básicos, y eso se traduce en las cifras: casi 700 niños mueren al día por enfermedades relacionadas con agua potable y enfermedades relacionadas con agua y saneamiento deficitario y 2 millones de personas continúan sin acceso a agua potable en sus hogares.
En 2002, durante la 29ª sesión del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CESCR), se adopta el derecho al agua, señalando que toda persona tiene derecho a un agua segura, aceptable, accesible, asequible y suficiente. Sin embargo, no es hasta 2008 cuando el Consejo de Derechos Humanos de la ONU designa a la primera Experta Independiente sobre los derechos humanos al agua y el saneamiento, Catarina de Albuquerque, que más tarde se convertirá en la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho al agua potable y al saneamiento.
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