10/12/2019
Asunción, 10 dic (EFE).- Los prejuicios sociales que guarda una parte de la población de Paraguay hacía las personas con trastornos mentales, sumados a los bajos recursos destinados a su atención, son los retos pendientes del país sudamericano en ese ámbito, según se concluyó en un encuentro en Asunción.
El evento, patrocinado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), se planteó como un diálogo para fortalecer la participación de la sociedad civil en la implementación de políticas públicas para personas con discapacidad psicosocial.
Y también como un eco de algunos colectivos de discapacitados, que expresaron su impotencia por la realidad que les toca vivir a diario, con familiares aquejados de alguna incapacidad mental o física y sin que los organismos del Estado respondan a las necesidades.
Carmen Guerreño, de una organización privada que gestiona un centro de atención temporal de pacientes en la sureña ciudad de Encarnación, tercera urbe del país, llamó la atención de que solo existe un hospital público para enfermedades mentales en Paraguay, en la capital.
“Tenemos solamente un hospital psiquiátrico en Asunción que está abarrotado y me entristece ver a personas de colonias aledañas a Encarnación, donde en pleno siglo XXI tengan que vivir amarradas o como animales”, expresó Guerreño, al referirse a familias de áreas rurales que mantienen en esas condiciones a sus enfermos.
Y aseveró: “muchas veces nos cansamos”, y esto, según ella, es porque realizan “lo que el Estado no hace”
Lelia, otra participante, testimonió que en otra ciudad sureña, San Cosme y Damián, la asociación de pacientes neurológicos se ocupa de un albergue que atiende a 138 pacientes, con un solo médico que va de la capital para atenderlos y pagado por ellos mismos.
“No tenemos apoyo de ninguna autoridad distrital, departamental ni nacional. Estamos haciendo el trabajo de las autoridades y tengo dos hijos con problemas psicosocial, una esquizofrénica y otro epiléptico”, señaló Lelia.
Y es que antes de esa intervención, el director del Hospital Siquiátrico de Asunción, Víctor Adorno, expresó que en ese nosocomio cuentan con 130 pacientes, pese a que ya ha recomendado la dotación de mayores recursos y una atención “desconcentrada” de las unidades especializadas.
Este año en Paraguay la sanidad pública tuvo una asignación del 1,6 % del presupuesto general, mientras para el 2020 se prevé 1,4 %, de los cuales el 1,8% es manejado por la Dirección de Salud Mental.
La titular de ese organismo, Mirta Mendoza, argumentó que el tratamiento de la salud mental “es una línea importante desde hace algunos años, pero sin presupuesto”.
Por su parte, Andrea Bruni, asesor regional en salud mental de la OPS/OMS, Andrea Bruni, informó que la situación de la salud mental en Paraguay sigue el patrón de otros países suramericanos: “recursos escasos, pocas iniciativas comunitarias, que sigue un modelo de aislamiento de hace dos siglos”.
Agregó que “hay un problema de estigma y discriminación, relacionado con tener un diagnóstico de trastorno mental o de ser un profesional que trabaja en el área”, subrayó Bruni.
Y destacó que se debería aprender de la colectividad que trabaja con el virus VIH, que ha sabido superar los prejuicios.
El encuentro, también con el apoyo de la Unión Europea, reunió a expertos de la Organización Panamericana de la Salud/ Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).
En Paraguay, junto a la OPS/OMS, la AECID fomenta con proyectos la participación de las personas con trastornos mentales y/o discapacidad psicosocial “en el proceso de formulación de políticas públicas, promoviendo sus derechos y libertades”.EFE